Diálogo Futurista: La Inteligencia Artificial en la Educación, un Viaje de Ida y Vuelta

«Tenemos que preparar a los estudiantes para su futuro, no para nuestro pasado»
Ian Jukes

En la encrucijada del desarrollo humano, la educación, la innovación y la tecnología convergen, desempeñando un papel crucial mediado por nuestra comprensión del cerebro. Esta síntesis explora cómo la creatividad, el pensamiento crítico y el proceso educativo, entrelazados y fundamentados en la neurociencia, son esenciales para nuestra evolución cultural y tecnológica, creando un ida y vuelta con la tecnología y la inteligencia artificial (IA).

Especialistas en IA y educación, como Candace Thille, experta en tecnologías de aprendizaje adaptativo, enfocan cómo la inteligencia artificial puede personalizar y mejorar la enseñanza. Su artículo clave, «Changing the Production Function in Higher Education», junto a Joel Smith, publicado en el «Journal of Higher Education», plantea la transformación de la educación superior mediante tecnologías de la información, optimizando el aprendizaje.

Es clave implementar entonces la conjunción con la creatividad, como proceso indispensable para el desarrollo humano. Es una función cerebral compleja y multifacética que implica motivación, curiosidad, flexibilidad cognitiva y un conjunto de procesos corticales, con un papel central del lóbulo prefrontal. Este complejo entramado neuronal es vital para la toma de decisiones innovadoras y ha sido fundamental en nuestra evolución cultural y tecnológica. La creatividad no solo se manifiesta en las artes, sino también en la ciencia, la tecnología y la vida social. Su desarrollo en los seres humanos implica una maduración que varía según el campo: por ejemplo, en matemáticas se destaca a los treinta años, pero en filosofía no es hasta los cincuenta. Estrategias como buscar nuevas alternativas y descansar para fomentar la fluidez creativa son cruciales para su desarrollo, y probablemente la IA no solo ayude, sino revolucione todas las ideas educativas tradicionales así como los paradigmas utilizados.

Paralelamente, el pensamiento crítico, aunque relacionado con la inteligencia, es una capacidad distinta. Un alto coeficiente intelectual no garantiza automáticamente un pensamiento crítico efectivo, que implica discernir y evitar errores emocionales y sesgos. Factores como la apertura a nuevas experiencias y la humildad son más decisivos en este aspecto. La inteligencia emocional y los instintos también influyen en nuestra capacidad de tomar decisiones racionales y bien fundamentadas.

Creatividad e innovación dentro del proceso de educación se sustentan en el “aprendizaje profundo”, que es una técnica avanzada de inteligencia artificial que trata de emular el funcionamiento del cerebro humano para procesar datos y generar paradigmas para la toma de decisiones. Esta técnica es especialmente eficaz en tareas de reconocimiento de patrones de lenguaje, sonidos e imagen.

El proceso educativo, iniciado desde etapas tempranas de la vida, es complejo y está influenciado por la evolución del cerebro infantil. Los niños experimentan una rápida evolución cerebral, con etapas críticas para el desarrollo cognitivo y social. La educación trasciende la mera transmisión de conocimientos; implica innovación creativa y transmisión cultural, aspectos fundamentales para el desarrollo humano. La neuroeducación, un campo emergente que combina la neurociencia con la pedagogía, ofrece estrategias basadas en el entendimiento de la memoria y la cognición para mejorar las prácticas educativas.

En el contexto de la sociedad moderna y la tecnología, la multitarea se ha convertido en una exigencia. Esta capacidad puede afectar la concentración y la calidad del trabajo, dado que el cerebro, especialmente la corteza prefrontal, realiza un gran esfuerzo en la gestión de múltiples actividades. La capacidad para la multitarea eficiente varía entre individuos, y la sobrecarga de información puede reducir el rendimiento cognitivo. Por lo tanto, la educación y el aprendizaje en la era de la multitarea presentan desafíos únicos.

En la neuroeducación, el aprendizaje se entiende como un proceso que modifica la conducta a través de la memoria y la cognición. Estrategias como el estudio fraccionado, las autoevaluaciones y el reforzamiento positivo se han demostrado efectivas. La metacognición, o el conocimiento de nuestro propio conocimiento, es crucial en este proceso. Los educadores deben considerar la flexibilidad cognitiva y la memoria en sus estrategias de enseñanza, adaptándolas a las capacidades individuales.

La educación, la innovación y la tecnología, arraigadas en la comprensión neurocientífica del cerebro, son vitales para el desarrollo de la IA en la educación. Entender cómo se entrelazan la creatividad, el pensamiento crítico y el proceso educativo ofrece nuevas vías para mejorar las prácticas educativas en un mundo cada vez más dominado por la tecnología y la multitarea. La adaptabilidad y la comprensión individualizada son esenciales, destacando la necesidad de estrategias educativas que alineen la IA con las capacidades cognitivas y emocionales de cada individuo, para optimizar el aprendizaje y fomentar un desarrollo humano integral y personalizado.